Resulta alarmante evidenciar como la salud mental y el bienestar de la niñez, que vive en países afectados por conflictos, se ha deteriorado peligrosamente al punto que esta población lucha por hacer frente a las consecuencias socioeconómicas de la pandemia por el COVID-19.
El informe “La Pandemia Silenciosa” presenta impactantes resultados entorno a las afectaciones psicoemocionales, donde el 57% de las niñas y niños expresaron una necesidad de apoyo psicosocial como resultado directo de la pandemia y las estrictas medidas de cuarentenas.
World Vision y Nosotras siguen adelante con su alianza en pro de las niñas, adolescentes y jóvenes de las comunidades más vulnerables, generando espacios de sensibilización frente al reconocimiento de cambios físicos y emocionales derivados de sus procesos de desarrollo. Una iniciativa que ha impactado a más de 2.000 participantes en la región SurOccidente.
- 456 millones de niñas y niños en el mundo son actualmente susceptibles de necesitar apoyo psicosocial y de salud mental.
- Informe “La Pandemia Silenciosa” de World Vision y War Child, advierte del peligroso deterioro de la salud mental y el bienestar de la niñez en países afectados por conflictos.
Los casos de COVID-19 en lo corrido de los meses de noviembre y diciembre parecen haber incrementado con la llegada de la temporada de festividades al país, sobrepasan en su mayoría, los 2.000 casos registrados al día en todo el territorio nacional. Una preocupación que incentivó a World Vision, por medio de su proyecto COVER, a sensibilizar a más comunidades sobre la prevención del virus y la importancia de completar el esquema de vacunación.
Las Comunas Uno, Tres y Ocho de Medellín, así como la vereda Granizal, en Bello, Antioquia, celebran junto a los 245 voluntarios de World Vision en la región Suroccidente su rol vital en las comunidades para el desarrollo y la garantía del bienestar y protección integral de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
Los actores de cooperación internacional y nacional, articulados en el Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos (GIFMM)* –que complementa el trabajo del Gobierno de Colombia en la coordinación de la atención a la población venezolana en Colombia–, presentan un informe en el que, con base en 500 encuestas, identifican por primera vez las principales necesidades de las personas provenientes de Venezuela que cruzan la frontera pero mantienen su residencia en el país vecino (“pendulares”). Asimismo, la plataforma publica su estudio periódico, en el que evalúa la situación de la población refugiada y migrante venezolana que busca asentarse en el país (“con vocación de permanencia”), a partir de la información aportada por más de 2.000 hogares.
El proyecto ‘La educación no puede esperar’, de la alianza entre Unicef, Save the Children, World Vision, Consejo Noruego para Refugiados (NRC) y la Fundación PLAN, tiene como objetivo garantizar el acceso a la educación de la población migrante en los departamentos de Magdalena, La Guajira, Atlántico, Bolívar, Norte de Santander, Arauca, Antioquia, Valle del Cauca y Santander.
En Colombia, los actores de cooperación internacional y nacional, articulados en el Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos (GIFMM) que complementa el trabajo del Gobierno nacional en la coordinación de la atención a la población venezolana en Colombia, presentaron un informe en el que, con base en 500 encuestas, identifican por primera vez las principales necesidades de las personas provenientes de Venezuela que cruzan la frontera pero mantienen su residencia en el país vecino (“pendulares”).
Durante dos días, el gerente de Fronteras, Lucas Gómez, recorre a pie junto a otros funcionarios de Norte de Santander la conocida ruta de los caminantes venezolanos, desde Cúcuta hasta Bucaramanga, con la intención de presenciar de cerca las vulnerabilidades y los riesgos a los que se exponen estos refugiados durante su tránsito migratorio.
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